Wednesday, July 21, 2004

sabiduria popular

Me he convertido de la noche a la mañana en un estabilizador emocional. Tuve lo que se dice un tropezón heterosexual. Las disculpas son lo de menos. Pero ante todo me siento "polírico" es decir ando ejerciendo la política del cuerpo y mi cama anda calientita. Toda la culpa la tienen unos  besos de calamar y de mano. Me cansa ser besado hasta morir, como si yo fuera un osito de peluche; o el paradigma neoclásico todo un majo desnudo o un adonis con pancita que mejor se queda en una "donis" de donkey donnuts. Hay momentos en que al ser besado de pronto abro mis ojazos tapatíos, estiro los brazos como ropa de tendedero y miro a mi alrededor, y es así, que me siento en un set de televisión. Pienso que todo mundo nos está viendo.. Esa impresión me parece tan real que estoy a punto de decirle a mi calamar gigante, "voltea" ¿"ya viste?"
La primera vez que nos acostamos estábamos en plena canícula: por eso las tempertaturas fueron tan elevadas y tuve que mandar mi edredón de los dallas cowboys  a la lavandería para ponerme en cuarentena de amor.  Rídiculo como soy recurrí a los lugares comunes del erotismo: me volví tu majo desnudo, la modalidad de acariciarte se volvió un idilio digital, como geográfo de tus lonjitas me acostumbré a tu filosofía del beso: "un beso se da con todo el cuerpo" y las culebritas, los calamares, los besos de pie fueron paliativos para mi cultura depresa.
Estoy viviendo mi anti-sabático y la lingüística ya dejó de ser una ciencia descriptiva para volverse una poética de calamares. Mi cama ya no alcanza y estamos planeando una king-size para revolcarnos a gusto.

Monday, July 19, 2004

neoliteratura

 
La novísima literatura poblana:
la literatura de los jóvenes de la exclusión
 
 
Propósitos
 y condiciones metodológicas
En este trabajo nos proponemos analizar las condiciones de la literatura poblana escrita por las y los jóvenes escritores que aún no cuentan con un “reconocimiento literario”, y que en la mayoría de los casos, éste les importa poco.
Hemos tomado en cuenta un criterio cronológico con el propósito inicial de realizar un seguimiento de los escritores jóvenes nacidos entre 1970 y 1985 denominado “novísima literatura poblana”. Elegimos al grupo de escritores que nacieron entre los años 1970 y 1985. No ocuparemos un filtro elitista para diferenciar a los “escritores” de los “no escritores”.
No calificaremos a un escritor joven a partir de su trabajo publicado o no publicado.
Nuestro filtro será temático y teórico. Buscaremos las diferencias entre las condiciones de producción, difusión, publicación entre esta generación y las anteriores. 
No se trata de realizar únicamente de realizar un muestrario, un escaparate sino de documentar a través de un aparato crítico y metodológico cómo se construyen las identidades juveniles a través de los discursos literarios.  El propósito no es realizar una antología. Aunque cabe señalar que por razones de comodidad pudiera denominarse de este modo. Tampoco es delimitar quiénes son escritores de quiénes no lo son. Ni tampoco convertir el trabajo en un catálogo bio-bliográfico. Dejemos esa tarea a las burocracias culturales.
Más bien, en este trabajo intentaremos documentar las maneras de construcción de las identidades de los jóvenes en los géneros literarios. Es decir, desde su más concreta experiencia física, emocional, táctil, verbal, los y las jóvenes escritoras escriben para producir un texto. Nos interesa saber, más allá de cualquier psicologismo, porqué lo hacen, cómo lo hacen, dónde lo hacen.
Las herramientas de trabajo para nuestro propósito provienen lo mismo de la investigación de campo (entrevistas, cuestionarios), hemerográficas (suplementos, revistas, páginas electrónicas)  que teóricas, principalmente de la semiótica para explicitar los presupuestos textuales y de la antropología.  
 
 
Condiciones de la literatura poblana
Partimos de algunos supuestos sobre las condiciones de la literatura poblana.  Ayala califica positivamente el estado de la literatura poblana (Ayala, 2004:27) “...pese a todo, la presencia poblana en las letras nacionales está más que avalada por la constancia y la calidad de sus registros poéticos.” En Ala Impar  describe las condiciones en que en los últimos treinta años del siglo pasado surgieron  condiciones: los talleres de literatura impulsados por las políticas del Inba, la Facultades de Letras de la uap y la difusión de autores locales a través de la editorial de la universidad pública estatal. Añade a estos esfuerzos las políticas de promoción a escritores promovidas por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, así como el surgimiento de talleres, cursos y carreras en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad de las Américas Puebla.
Sin embargo, esta antología reúne a escritores nacidos entre 1946 y 1966. Y en su prólogo   Ayala se muestra preocupado por promover a una generación “las antologías de la poesía poblana que aún circulan tienen más de veinte años de retraso en el registro de los autores” (Ayala, 2004: 26) y claramente señala “desbrozar el camino hacia el reconocimiento literario es una tarea de escritores y lectores, universidades e instituciones culturales, críticos y editores, pero sobre todo es el resultado del compromiso del poeta por la escritura.” (Ayala, 2004:27)
Por su parte la antología sobre narrativa Insólitos y Ufanos explicita sus criterios de selección. Pero en su rigor selectivo excluye a algunos escritores jóvenes. Señala (Abascal, 2003:19) “Cada autor elegido debería contar por lo menos con un libro publicado..”. Abascal afirma que no se tomó en cuenta la edad para la selección pero la condición previa restringe el universo de jóvenes escritores. A pesar de lo anterior la antología  recoge cuentos de Gerardo Sifuentes, Gabriel Wolfson, Beatriz Meyer y Gerardo Horacio Porcayo entre los más jóvenes. 
A pesar de los esfuerzos anteriores, que registran los géneros más socorridos de la literatura, señala Meneses un vacío crítico: “Entre 1999 y el antipático y comercializado año 2000, la producción literaria en Puebla tuvo un buen momento: comparativamente , aparecieron más títulos que en otros años. La discusión sobre su calidad o sus méritos, sin embargo, brilló por su ausencia; pareciera que en Puebla el deporte del ninguneo literario sigue siendo más popular que la crítica. En descargo hay que añadir que, por lo general, las obras de los autores locales permanecen en el misterio de la burocracia cultural o en el absurdo patético de sus bodegas...Hay más cuates que críticos literarios”
Más allá de los esfuerzos de auto-promoción hacia el “reconocimiento literario” (Ayala:2004) o de la “suerte de menú que muestre cómo se cocina el cuento en Puebla” (Abascal:2004: 18) no existe una bibliografía sobre las condiciones de producción de la literatura poblana.
 
El falaz discurso de Io identitario
El discurso preferido de los sectores del poder es que “los jóvenes son el futuro del país.” Sin embargo, las condiciones económicas y sociales del fallido cambio estructural que lo mismo permitieron el ingreso de México a una economía abierta que la creación de instituciones de aspiración democrática han dejado en claro, al menos dos cosas. El carácter de una creciente pluralidad en nuestro país, así como un deterioro de la calidad de vida de la población.
En este contexto, los jóvenes nacidos en los 70´s pudieron llegar a unas universidades públicas en las que se perdían poco a poco el carácter crítico de la educación. La crisis económica y las políticas neoliberales golpearon a la educación pública.
Para los jóvenes nacidos en los 80´s el panorama fue desastroso. Las universidades públicas se convirtieron en una caricatura. Como se define: “Los jóvenes de los ochenta y noventa bien podrían catalogarse como los jóvenes de la exclusión. Antes que ellos, los jóvenes de la modernización de las décadas de los cuarenta hasta mediados de las décadas de los cuarenta hasta mediados de los setenta tuvieron una vida mejor.”(Castillo, 2002:71)
Castillo caracteriza este período: “Vivieron en períodos con una gran expansión educativa, y muchos de ellos se incorporaron de manera positiva a la sociedad, en general con niveles educativos superiores a los de sus padres.” También: “Para los jóvenes de los ochenta y noventa, esto se redujo, se limitó y afectó con ello su inserción a los mercados locales de trabajo, además de los efectos nocivos que tuvieron las continuas crisis económicas en su desarrollo generacional.”   El problema de la relación entre la literatura y la realidad nos vincula en este trabajo a la siguiente pregunta ¿cómo se construyen el sujeto “joven” a partir de la literatura? Y dentro de coordenadas geográficas y temporales más específicas. ¿cómo se construye el sujeto joven de los primeros años del siglo xxi en la ciudad de Puebla a través del discurso literario? El espacio de la literatura es el espacio estético no referencial y si bien es cierto, que la Puebla de los cuentos, poemas de los jóvenes escritores no es la “Puebla real” de los periódicos, o sus habitantes, es cierto también,  que en el discurso se construyen una serie de relaciones. Mismas que nos permiten construir una comprensión sobre esta realidad

 
Lo dialógico de lo otro
El diálogo implica un camino humano, un reconocimiento antropológico y una serie de decisiones éticas.
Todo diálogo exige una apertura, un abrirse ante el tú que es un nosotros porque: “La apertura hacia el otro implica, pues, el reconocimiento de que debo estar dispuesto a hacer valer en mí algo contra mí, aunque no haya ningún otro que lo vaya a hacer valer contra mí.” (Gadamer: 1975, 438)
Cuando entramos al diálogo lo hacemos con nuestra experiencia parcial, inconclusa, limitada, con verdades a medias. Nuestro hablar siempre es analógico: afirma lo universal y lo particular; procede en el camino intermedio entre lo unívoco y lo equívoco. 
Pero el diálogo cuando alcanza “un reconocimiento antropológico” nos transforma.. Pero Hay otro momento significativo en el diálogo. Es lo que llamamos “dislocación conceptual” y reconocimiento de lo otro.. . En  (Hick:,) esto es un cambio en la percepción del “mirar cómo”, en Deleuze es esa relativización de nuestras percepciones, y en la tradición biblica es el encuentro entre Jacob y el ángel en Peniel (Gn. 30:22-32)
 Los acontecimientos dice Hick están desprovistos de significado. Entonces, muchas veces las disputas entre agentes-racionales son más que discusiones sobre palabras. Se trata simple y llanamente de formas distintas de percepción y de construcción de un acontecimiento. Lo que se discute es una historia de aprendizajes culturales que han permitido constituir a un agente-racional.  Estos intersticios,  son momentos de dislocación conceptual, donde se hace presente que la red cognitiva no lo atrapa todo.
Al aceptar la pragmática de Austin podemos pensar que nuestro hablar siempre es un “sistema disperso de actos de habla”. En una ocupación estratégica de la terminología wittgensteniana podríamos referirnos a que los innumerables  entrecruzamientos de los juegos del lenguaje, en un proceso de envejecimiento y olvido, como los cambios de la matemática (Wittgenstein: 1988, 41) están incrustados en una forma de vida. No es gratuito entonces que por lo tanto el diálogo sea una forma especial de estos juegos del lenguaje, misma que jamás es fija y que apunta significativamente a la construcción de la experiencia humana.
En las Investigaciones Filosóficas el futuro está al servicio de lo humano cuando se escribe que es posible imaginar múltiples juegos del lenguaje porque “...imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida.”(Wittgenstein: 1988:31)
Esta oportunidad imaginativa, sin duda, es escatológica. Ya que frente al pensamiento totalizador de lo dado, de lo concluido, de lo inmóvil, del arrinconamiento de lo epistémico a la taxonomía se presenta el pensamiento de la esperanza mismo que parte de la imaginación ya sea como grito (Holloway: 2002,13) al  inicio de una reflexión teórica y de lucha que anuncia un “poder-hacer”, o también  como una reserva de posibilidades:
 
 “Sólo la esperanza merece ser calificada de ´realista´ pues sólo ella toma en serio las posibilidades que atraviesan todo lo real. La esperanza no toma las cosas exactamente tal como se encuentran ahí, sino tal como caminan, tal como se mueven y pueden modificarse en sus posibilidades (...) tienen sentido mientras el mundo y los hombres que viven en él se encuentran en un estado inacabado, en un estado de fragmento y experimentación, (...) anticipan lo posible de la realidad histórica.” (Moltmann: 1968, 31)     
 
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Pero insistimos, para que suceda lo anterior .. lo humano no debe ser visto como algo listo para ser “depredado”.  De nuevo Moltmann recoge esta preocupación cuando se plantea el problema de construir una teología de la creación que rebase la tradición protestante (Bultman, Barth) que “protege” la experiencia de la fe en el nicho de la vivencia personal: Moltmann constrasta el saber de dominación (retoma el concepto de Habermas ... búscalo en Habermas...) con el saber participativo y comunicativo. En la pragmática del “saber  de dominación” lo otro es un útil instrumental, cuantificable, inmóvil. Lo valioso es la predicción. Se subsume a lo otro bajo este marco: ”Conocemos algo en la medida en que podemos dominarlo. Comprendemos algo sólo cuando lo aprehendemos”(Moltmann:1987,84)
Este segundo enfoque, el del saber comunicativo apunta a una percepción gratuita de lo conocido, a la imaginación y a la poesía, a lo que no requiere ser un útil sino hace presente su coseidad: “El verdadero conocimiento no desea dominar lo conocido para poseerlo, sino que quiere entrar en comunión con el objeto de su conocimiento” (Moltmann:1987,84). Y añade el agradecimiento, la alegría de existir y la expresión laudatoria como los rasgos de este conocimiento.  Esta alegría de existir la explica Moltmann como la consecuencia del trato bidireccional entre el sujeto, que se deja afectar por el mundo y el mundo conocido por el sujeto.
 
  “”
 
 
“El realismo positivista demuestra ser ilusorio, en tanto el mundo no sea un fixum de hechos, sino una encrucijada de procesos; (...) en tanto lo necesario del mundo sea lo posible, pero no lo invariable.” (Moltmann: 1968, 32)     
. ((Sin duda, la función de la historia es la de
 
 
 es el terreno en el que teoría y práctica se encuentran para brindarnos la oportunidad de lo humano.   
 
En la medida en la que nos abrimos al tú también permitimos que el texto nos hable; más allá de constituir la confirmación de nuestros prejuicios también ofrece el criterio para refrescarnos. 
Avanzaremos poco a poco en este concepto.
Muchas veces el otro se presenta como algo impenetrable, se define en términos de lo inaccesible. Para el “saber instrumental” el otro se presenta ya como algo acabado, como algo dado de por sí, como un hecho, aquí es cuando lo “objetivo” se instaura como lo real. 
Conforme a lo que se acaba de explicar es necesario proponer un concepto precario de esta renovación: la oportunidad para desmontar nuestros automatismos y  clichés.  Porque en cuanto más arraigados y fijos se encuentren con mayor fuerza inhiben nuestra capacidad estética. La experiencia del habla como la relata Heidegger
 
 
( ) Una muestra de este poder vital se encuentra en la experiencia que narra Paz al señalar que “...las influencias determinantes en un espíritu son, casi siempre, las de la juventud.” (Paz: 83) Lo que dice puede pensarse como que aquello en donde está la atención es lo real.
 
 
 
((Esta es una afirmación de nuestra historicidad y en esta aceptación se halla asimismo el cumplimiento de nuestra humanidad.))
Nos ofrece ese espacio abierto, ese camino abierto para cuando nuestra torpeza juvenil intenta descifrar lo enigmático, nos ofrece el camino del campo (Heidegger: 2003, 17).
Es esta la oportunidad única. La de abrirnos a lo otro con su “rumor benévolo” para confirmar nuestra historicidad y para “relativizar nuestras percepciones” (Deleuze). Esta como la condición previa de cualquier proyecto humano.
 
 
Es esta concepción positivista del progreso, este reuma de historicidad es lo que hay que pasar de largo ¿??.
 
El dogmatismo que se esconde tras la creencia en la primacía de la ciencia experimental como el espacio privilegiado de la verdad histórica y la fe en la emancipación humana a través de proyectos científicos es aquello que ahora se traduce por la vía de la especialización (la conformación de una elite tecno-burocrática) o por la de la masificación ( )... Cumple la sintaxis de un signo: como agente de abstracción, reduciendo sus ambigüedades, presentándose como un valor positivo, racional e intercambiable (Baudrillard:). De nuevo, la racionalidad del signo se convierte en producto del conocimiento —para las elites y como criterio normalizador en las metodologías y en las políticas educativas— pero también en una “copia de la verdad” propicia para que el medio la exhiba como un “mensaje” .
.. Esta experiencia de renovación epistémica es
 
La experiencia de renovarnos cuando se nos presenta en su desnudez exhibe nuestra contingencia, oportunidad única que nos devela nuestra situacionalidad.
..
Al mirar no miramos: esta familiaridad oscurece nuestro vivir en el mundo que enmascara la experiencia fundamental de lo humano. , la posibilidad de desdoblarlo, de expandirlo, de apropiarse de , sin que ninguno de ellos sea fundamental, el asomo de la para contingencia como condición radical de nuestra libertad
Este asombro es la dislocación conceptual, un momento que nos marca, una pérdida de la inocencia, como en el huerto del Edén, donde la mujer valora a la sabiduría, al reconocimiento del bien y del mal como valiosos codicia nacida de la contemplación (Simone Weil) de un querer abiertos los ojos (Gn 3:5), es decir, conversión, apertura de la mirada, de una entre varias, que instituye una percepción del mundo..
Dice James, que en la raíz de todo dogmatismo se encuentra la mente teorizadora que simplifica excesivamente sus materiales, (James: )
 
Entre los sistemas de dispersión y la analogía
En lugar de describir las series, de encontrar un sistema de normalidades se requiere describir los “sistemas de dispersión”. La nomenclatura más bien parece un chiste que una contradicción. Pero el logro es lo relevante ya que nos permite valorar a los discursos desde una perspectiva constructivista. En la que estos se relacionan dinámicamente con sus contextos, y donde los niveles de aproximaciones y alejamientos a los mismos, dependen más que de a prioris, de intenciones y propósitos, que desde un principio, requieren aclararse, asumirse, hacerse visibles hasta lo posible, en sus propios límites.
Esta aclaración previa al estudio del objeto, nos permite, más que la posibilidad de definir un objeto de estudio y partir de una metodología aceptada acríticamente, recuperar una experiencia humana, a través de sus asimetrías, de la exhibición impúdicamente de sus disparidades, de las reconstrucciones  hermenéuticas en el discurso.
Las normalidades y sus series, las influencias, su mentalidad, pertenecen, todo esto, a un modelo epistémico que tiende a la normalización, al ocultamiento y a la borradura. Sus mecanismos de cientificidad excluyen. De ahí que estos modelos epistémicos favorecen al discurso de los mass media en lugar de la reflexión: “La novlengua no guarda lugar para los idiomas, como la prensa y los media no guardan sitio para la escritura.”(Lyotard:1986, 109)
El modelo epistémico de la normalización excluye procesos y fenómenos de una riqueza infinita para la reflexión: “Y el peligro reside en que los modelos lingüísticos formales, con su no muy rigurosa analogía con la estructura axiomática de las matemáticas, pueden paralizar la intuición. Los fenómenos marginales, las singularidades anárquicas que las gramáticas generativas y transformacionales dejan de lado o que intentan integrar con el auxilio de reglas ad hoc, son tal vez el nervio motor de la evolución lingüística..”(Steiner: 1992, 129)
Pero la tentación de dominio es enorme. La aspiración de control reaparece, ante la nomenclatura de “sistemas de dispersión”.
Esta tensión entre sistema y dispersión se salva dialécticamente con la sintaxis de la hermenéutica analógica (Beuchot, 1997: 43) siempre y cuando se evite a toda costa la utilización acrítica y  pasiva de este modelo.
Es necesario insistir sobre este punto: no se trata de renunciar simplemente a la crítica sobre los procesos de normalización, tampoco de olvidar la facilidad y la ambigüedad con la que se construyen nociones como la de autor, obra, influencias, movimientos, escuelas, tradición, paradigma, ciencia, objetividad, ideología, etc. Mucho menos se busca renunciar a lo ganado al desarticular paulatinamente los territorios secuestrados por una episteme dura y seria, constreñida por el dominio del método y de sus objetos.
Lo que se observa es un asunto pragmático enunciado de la siguiente forma: asumir cuáles son los usos que un texto hace de sí mismo, con las consecuencias previsibles.
Sin duda, la experiencia científica también es más un arte de equilibrista , de joyero, de cocinero, de zapatero y de geisha,  no sólo de  máquina de Turing. Porque en esta, a pesar de que engañe a los sujetos humanos en el “Juego de la Imitación” (Turing: 1950: 53) la tendencia a la imperfección no es computable, ni la compasión por el límite nos permite ser humanos (Peter, 2002: 96).
Pero este “sin duda”, es asimismo una toma de postura, un posicionamiento previo, dotado de cierta objetividad y también, por qué no de cierta esperanza.
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“A medida que se extiende la novlengua, la cultura declina. El basic language es la lengua de la rendición y del olvido.” (Lyotard:1986, 109) La cita es sólo un eufemismo, de  pretensión retórica porque la novlengua no es lenguaje basic. En el Manifiesto Unabomber de Theodore Kaczynski el acento está en  los peligros que para la autonomía y la libertad humanas genera la tecnología: “..cada avance técnico, considerado en sí mismo, se presenta como deseable. La electricidad, la plomería interior, las comunicaciones rápidas a larga distancia...(...) presentan muchas ventajas...” Pero lo que en un inicio aparece como un aspecto opcional se traduce en obligación (Ranjhema: 2000) “...la nueva tecnología cambia a la sociedad de tal forma que la gente, a fin de cuentas, no tiene fuerza para utilizarla”
Este es un proyecto que  mira hacia tres sectores: lo ético, lo descriptivo-taxonómico-empírico, y lo epistémico-metodológico...